En un mundo donde los problemas sociales se vuelven cada vez más complejos y las soluciones tradicionales a menudo se quedan cortas, es crucial que los profesionales del tercer sector adopten estrategias de pensamiento innovadoras.
En este sentido, el pensamiento vertical y lateral no solo coexisten sino que también complementan nuestras capacidades para abordar y resolver desafíos de maneras únicas. Es especialmente relevante considerar cómo las herramientas digitales pueden ser catalizadoras del pensamiento lateral, proporcionando nuevas perspectivas y métodos para abordar problemas sociales.
¿Qué es el pensamiento vertical?
El pensamiento vertical es un método analítico y secuencial que se enfoca en la lógica y la estructura. Este tipo de pensamiento sigue un proceso paso a paso, construyendo sobre una base de conocimientos existente y aceptada. En el ámbito de las entidades sociales, el pensamiento vertical es invaluable para desarrollar proyectos basados en evidencia, evaluar programas de manera sistemática y asegurar la consistencia y la calidad en la entrega de servicios.
Por ejemplo, al diseñar un programa de asistencia alimentaria, el pensamiento vertical permite establecer procedimientos claros y criterios de elegibilidad basados en datos demográficos y necesidades específicas, asegurando que el programa sea estructurado y eficiente.
El pensamiento vertical puede resumirse como: «Sé lo que estoy buscando»
En este post no «demonizamos» al pensamiento vertical pues su uso es tremendamente útil en muchas situaciones como la mencionada. Sin embargo, en este post queremos resaltar la necesidad de usar un poquito más el pensamiento lateral
¿Qué es el pensamiento lateral?
El pensamiento lateral, término acuñado por Edward de Bono en 1967, se refiere a un enfoque de resolución de problemas que es menos inmediato y obvio. Este enfoque promueve la creatividad y la innovación al animar a las personas a ver las situaciones desde múltiples perspectivas y a generar ideas que rompan con los patrones de pensamiento convencionales. En el tercer sector, el pensamiento lateral puede ser crucial para idear soluciones innovadoras a problemas persistentes y para adaptarse a cambios rápidos en el entorno social y económico.
Tomando el mismo ejemplo del programa de asistencia alimentaria, el pensamiento lateral podría sugerir estrategias como asociarse con supermercados locales para redistribuir alimentos que de otro modo se desperdiciarían, o desarrollar una app que conecte a donantes de alimentos con organizaciones comunitarias.
El pensamiento lateral puede resumirse como: «Busco, pero no sabré lo que estoy buscando hasta que lo encuentre»
El famoso «Out of the Box»
El pensamiento lateral es más conocido como pensar «Out of the box», es decir, fuera de la caja, fuera de nuestros «límites» mentales. Os dejamos una charla Ted sobre pensamiento creativo de Giovanni Corazza en Marzo de 2014. (Diez año ya….y todavía algo que no logramos conseguir)
Beneficios del pensamiento lateral en el tercer sector
Tal y como lo vemos en La Rueca Asociación, el pensamiento lateral tiene unos enormes beneficios en nuestra labor como entidades sociales. Estos son sólo algunos, pero hay muchos más… 😉
1. Innovación: Al desafiar el status quo y explorar nuevas posibilidades, el pensamiento lateral puede conducir a enfoques novedosos y transformadores para resolver problemas sociales.
2. Flexibilidad: Esta metodología permite adaptarse rápidamente a las circunstancias cambiantes, una habilidad crucial en un sector donde los factores externos pueden alterar rápidamente las necesidades y recursos disponibles.
3. Inclusión de diversas perspectivas: El pensamiento lateral valora las contribuciones de una amplia gama de stakeholders, incluyendo a las comunidades beneficiarias, lo que puede conducir a soluciones más eficaces y culturalmente sensibles.
Cómo lo digital puede despertar el pensamiento lateral
Las herramientas digitales ofrecen nuevas vías para el pensamiento lateral en el tercer sector, principalmente por su capacidad para conectar, educar y empoderar de maneras innovadoras.
Veamos un ejemplo:
Aquí tenemos a dos personas trabajadoras de una misma entidad social. Carlos y Lucía, a ambos le llega la misma instrucción: deben utilizar herramientas digitales de comunicación en sus talleres con participantes de sus proyectos.
Carlos, tiene un pensamiento vertical muy definido y tiene claro que va a usar Zoom. Conoce la herramienta y sabe que es práctica y funciona.
Lucía, en cambio, que tiene un pensamiento lateral más desarrollado, decide buscar en internet herramientas de comunicación digital. Buscando, viendo ejemplos, leyendo post… descubre algo que se llama «mapas mentales» como forma de expresión y que no son digitales en sí mismos pero encuentra herramientas en línea que permiten crearlos… e incluso, acaba de recordar que tienen unas tablets en un armario que no están usando… Así que Lucía decide probar a hacer un taller de mapas mentales con dibujos en los que cada participante utilice su propia tablet para crearlos en un mural colaborativo.
Estos ejemplos nos muestran cómo funcionan ambos pensamientos en un posible caso real de uso innovador y creativo de la tecnología. Ya ahora os preguntamos….. ¿si tuvieras que organizar unas jornadas sobre transformación digital o buenas prácticas en tecnología social….. a quién invitarías para contar su experiencia? ¿A Carlos o a Lucía?
Y es que como se dice en el vídeo de la charla ted que os dejamos al inicio: «Se trata del límite entre lo que conocemos y lo que todavía no hemos pensado»
Fuente: Imágenes generadas con ChatGPT
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