Acaba el año y, como cada diciembre, en el Club Digital nos gusta hacer una pequeña pausa para mirar atrás y preguntarnos: ¿qué nos ha movido estos meses?, ¿qué ideas queremos llevarnos al nuevo ciclo? Este 2025 ha sido un año lleno de aprendizajes sobre cómo integrar la tecnología en el día a día del tercer sector… pero no de cualquier forma. Lo que más nos ha resonado —y lo que queremos destacar como última buena práctica en tecnología social del año— es algo muy valioso, la digitalización con sentido, con alma, con propósito.
Por eso hoy queremos hablarte del Plan Estatal de Digitalización para las Entidades de Voluntariado, una propuesta que nos ha tocado la fibra. Porque está hecha desde dentro, con una mirada ética y social, y pensando en cómo la transformación digital puede mejorar la vida de las personas, fortalecer nuestras entidades y ampliar horizontes sin perder nuestra esencia.
Este plan, impulsado por la Plataforma del Voluntariado de España en el marco del proyecto europeo VERA 2025, es una brújula más que una receta. Una guía que parte de lo que somos y de lo que hacemos, y nos ayuda a caminar con paso firme hacia un modelo de voluntariado adaptado a los tiempos que corren, pero sin dejar a nadie atrás.
Un plan que no habla solo de tecnología, sino de nosotras
Una de las cosas que más valoramos de este documento es que no empieza por los dispositivos, sino por las personas. Habla de cómo digitalizar de forma ética, accesible, inclusiva. De cómo incorporar nuevas herramientas sin perder lo comunitario. De cómo usar la tecnología no solo para ser más eficientes, sino también para ser más cercanas, más transparentes, más justas.
Este enfoque, tan poco habitual en muchos documentos estratégicos, lo convierte en un referente para el tercer sector. Porque pone el foco donde creemos que debe estar, en los valores.
¿Qué nos ofrece este plan?
Para empezar, hace un diagnóstico muy honesto del momento en que estamos. Reconoce que hay avances, pero también muchas desigualdades. Entidades que apenas tienen recursos digitales y otras más avanzadas, brechas entre territorios, dificultades para acompañar procesos de alfabetización digital con personas voluntarias mayores o con colectivos en situación de exclusión. Nada de esto se maquilla, y eso es ya un punto a favor.
El Plan se articula en seis líneas estratégicas que nos sirven como brújula para avanzar. La primera pone el foco en la gobernanza y la reflexión política, es decir, en cómo tomamos decisiones digitales con visión y responsabilidad. La segunda se centra en herramientas y metodologías digitales, que nos ayudan a trabajar mejor en lo cotidiano, desde la gestión interna hasta la comunicación con nuestras personas voluntarias. La tercera habla de capacitación y acompañamiento, algo fundamental para que nadie se quede atrás en este proceso. La cuarta, una de las más potentes, se dedica a la inclusión digital y la accesibilidad universal, recordándonos que lo digital debe ser para todas. La quinta refuerza la importancia de lo local, pero con mirada amplia: presencia territorial con alcance estatal. Y la sexta nos invita a no tener miedo a lo nuevo: innovación e inteligencia artificial aplicada al voluntariado, siempre desde una perspectiva ética. Cada una de estas líneas está pensada para ser flexible, adaptable y, sobre todo, útil para el día a día de nuestras entidades.
¿Por qué es relevante para el tercer sector?
Porque necesitamos más herramientas como esta que entiendan la digitalización no como una moda ni como una imposición, sino como un proceso colectivo que puede transformar positivamente nuestro trabajo. Este plan no solo habla de tecnología, habla de derechos. Habla de cómo la transformación digital debe ir de la mano de la justicia social, la equidad, la participación y la sostenibilidad.
Y nos recuerda algo fundamental, que el voluntariado, igual que nuestras organizaciones, no pueden quedarse fuera de este cambio. Pero tampoco deben entrar a ciegas. Hace falta acompañamiento, mirada crítica, escucha activa… y eso es justo lo que propone este documento.
¿Y ahora qué?
Ahora que se cierra el año, quizá sea un buen momento para revisar este plan, imprimirlo, subrayarlo, comentarlo en una reunión de equipo. No como una obligación, sino como una oportunidad. Como una excusa para empezar 2026 con nuevas preguntas: ¿Cómo podemos mejorar la inclusión digital en nuestra entidad? ¿Qué procesos internos podríamos simplificar? ¿Cómo formamos a nuestras personas voluntarias en competencias digitales? ¿Qué alianzas podríamos tejer?
Si quieres leer el documento completo, puedes descargarlo aquí:
Plan Estatal de Digitalización para las Entidades de Voluntariado – Plataforma del Voluntariado de España
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