Metodología RedL@b Canarias

La Guía Metodológica REDLAB 2025, impulsada por EAPN Canarias, es una de esas joyas que merece ser visibilizada, compartida y replicada. En este post, no solo te contamos qué propone esta guía, sino por qué creemos que es una buena práctica imprescindible para cualquier entidad que quiera poner la tecnología al servicio de la inclusión.

Un contexto que nos interpela

¿Sabías que buena parte de las personas perceptoras del Ingreso Mínimo Vital o de la Prestación Canaria de Inserción no tienen competencias digitales básicas? No hablamos solo de saber usar un correo electrónico, sino de desenvolverse con autonomía en una sociedad donde pedir una cita médica, hacer una gestión bancaria o enviar un currículum requiere saber navegar entre formularios, claves PIN y aplicaciones móviles.

Aquí es donde entra REDLAB, una experiencia piloto nacida en Canarias que ha querido ir más allá de la alfabetización digital para proponer una verdadera transformación social a través de la tecnología.

¿Qué es REDLAB Canarias?

REDLAB es un laboratorio social que ha diseñado e implementado itinerarios formativos digitales pensados especialmente para personas en situación de exclusión social. Su público objetivo: mujeres, personas mayores de 45 años, con bajo nivel formativo y fuera del mercado laboral.

Pero REDLAB no se queda en lo técnico. Su propuesta es holística: tecnología, sí, pero con mirada social, con acompañamiento humano, y con perspectiva de género. La guía que recoge su experiencia, ahora publicada como “Guía Metodológica REDLAB 2025”, sintetiza todo ese conocimiento acumulado y nos lo ofrece de forma generosa y rigurosa.

¿Qué hace de esta guía una buena práctica?

1. Porque parte de una experiencia real y probada

REDLAB no es una idea en el aire. Se ha puesto en marcha, se ha evaluado y ha generado impacto. La guía recoge aprendizajes, errores, y metodologías validadas por personas técnicas y participantes. Está escrita con los pies en la tierra.

2. Porque incorpora innovación pedagógica con enfoque social

REDLAB bebe de marcos de referencia como el DigComp (el Marco Europeo de Competencias Digitales), pero no se limita a aplicar estándares. Adapta el método Montessori al aprendizaje de personas adultas, incluye pausas neurocognitivas y propone itinerarios flexibles, gamificados y sensibles a los ritmos y necesidades de cada participante.

3. Porque entiende la tecnología como un medio, no como un fin

La mejora de la empleabilidad digital es uno de los objetivos, pero también lo es el empoderamiento. El enfoque es de derechos: reducir la brecha digital para garantizar que nadie quede fuera del acceso a la salud, a la educación o a la participación cívica.

4. Porque cuida lo invisible

¿Quién cuida mientras las mujeres en situación de exclusión intentan formarse? REDLAB responde con bonos de horas de cuidados, un gesto que puede parecer pequeño, pero que representa una visión feminista y estructural de la inclusión.

Lo replicable, lo inspirador

Desde el Club Digital creemos que REDLAB es una práctica replicable. Cualquier entidad que trabaje en el acompañamiento a personas en exclusión puede adaptar esta metodología a su territorio. La guía no impone, propone. Está escrita con un lenguaje accesible y ofrece herramientas listas para usar: diagnósticos iniciales, planificaciones formativas, rúbricas de evaluación y recomendaciones prácticas.

Además, plantea algo muy valioso: trabajar en red. REDLAB no se entiende sin alianzas entre administraciones públicas, entidades del tercer sector y agentes comunitarios. Porque si algo ha demostrado esta experiencia es que la inclusión digital no es un proyecto individual, sino un esfuerzo colectivo.

Experiencias como REDLAB son faros. Nos recuerdan que es posible —y urgente— pensar la tecnología desde el cuidado, desde la escucha, desde el vínculo.

Te invitamos a descargarte la guía: https://eapncanarias.org/wp-content/uploads/GUIA-METODLOGICA-REDLAB-2025.pdf y, sobre todo, a dejarte inspirar. Porque la innovación social no siempre está en universidad elitistas; a veces está en una sala de formación en un barrio periférico de Las Palmas, donde alguien descubre por primera vez cómo conectarse… y quedarse.