Hoy en día hay tantos términos «nuevos» relacionados con la tecnología que es difícil conocerlos todos. Cada vez tenemos más interiorizados algunos como «phishing», «sexting», «ciberbullying»… pero ¿conoces lo que es phubbing? Pues tiene que ver con el uso abusivo del móvil.

Para introducir el término…un experimento

Como dicen que vale más una imagen que mil palabras, os dejamos con este vídeo tan representativo que realizó Fundación Orange en formato experimento social sobre el «phubbing»

Se supone que estamos más conectados que nunca, pero ¿realmente estamos prestando atención a quienes nos rodean? Una escena cada vez más común en nuestra vida cotidiana es ver a personas en la misma mesa, en el transporte público o incluso en casa, cada una absorta en la pantalla de su móvil, sin interactuar con quienes están a su lado. Este fenómeno tiene un nombre: phubbing, un término que surge de la combinación de las palabras en inglés phone (teléfono) y snubbing (desairar o ignorar). Se refiere a la acción de ignorar a alguien en un entorno social por prestar más atención al teléfono móvil.

¿Por qué hacemos phubbing?

El uso constante de los teléfonos móviles está impulsado por diferentes factores:
🔹 La necesidad de estar siempre conectados a redes sociales, aplicaciones de mensajería y noticias.
🔹 El miedo a perdernos algo (FOMO, Fear of Missing Out), una sensación de ansiedad que nos lleva a revisar constantemente el móvil.
🔹 La gratificación instantánea, ya que recibir notificaciones, mensajes o «me gusta» activa el sistema de recompensa del cerebro.
🔹 La costumbre y la automatización del gesto, muchas veces desbloqueamos el móvil sin darnos cuenta, simplemente por hábito.

El phubbing no es solo una distracción momentánea; puede afectar nuestras relaciones personales, nuestra capacidad de atención y la calidad de nuestras interacciones sociales

El phubbing no es (sólo) cosa de jóvenes

Existe una tendencia actual a pensar en que cuando hablamos de la dependencia del móvil y su impacto en nuestras relaciones, la culpa parece recaer siempre sobre los/as mismos: la gente joven. Se les acusa de estar «enganchados», de «no saber socializar» y de «vivir en su mundo digital».

Pero, ¿realmente son los únicos responsables del phubbing?

El vídeo que hemos compartido nos invita a mirar más allá de este discurso simplista. Nos muestra escenas cotidianas en las que no solo los/as adolescentes, sino también los adultos, caemos en la trampa del móvil, ignorando a quienes tenemos al lado. Es hora de hacer una reflexión más honesta: el problema del phubbing no es generacional, es social.

Como sabéis, desde esto blog somos muy «pro-tecnología» pero también lo somos de acatarla con lógica, con conocimiento y con sentido. Los/as adolescentes que han crecido en un mundo digital, pero ¿quiénes les han enseñado a usar la tecnología? Muchas veces, los/as mismos/as adultos/as que les critican por «vivir pegados/as a la pantalla» son los/as que, desde pequeños/as, les dieron un móvil para calmarles en una rabieta o para distraerles en un restaurante.

Si un niño o niña ve que sus adultos/as de referencia responden mensajes en la mesa o que su profesor/a consulta el móvil mientras explica la lección, ¿por qué esperar que actúe de manera diferente? La educación digital no puede basarse en el «haz lo que digo, no lo que hago».

Antes de señalar a los/as jóvenes, deberíamos preguntarnos:

  • ¿Cuántas veces hemos ignorado a alguien por mirar el móvil?
  • ¿Cuántas veces hemos revisado las redes sociales en un momento que requería nuestra atención plena?
  • ¿Qué ejemplo estamos dando sobre el equilibrio entre el mundo digital y el presencial?

No es prohibir, es educar en el uso consciente

El móvil no es el enemigo. Es una herramienta poderosa que nos conecta, nos informa y nos entretiene. Pero, como cualquier herramienta, su impacto depende de cómo lo usemos.

En lugar de prohibir o criticar su uso en los/as jóvenes, debemos fomentar una cultura digital responsable para todas las edades. Algunas claves pueden ser:

Crear espacios libres de móviles en familia. Que la cena sea un momento de conversación real y no de pantallas.
Fomentar el uso consciente. En lugar de demonizar el móvil, enseñar a diferenciar cuándo es una herramienta útil y cuándo se convierte en una distracción innecesaria.
Predicar con el ejemplo. No podemos pedir a los/as jóvenes que reduzcan su tiempo de pantalla si nosotros no estamos dispuestos/as a hacer lo mismo.
Promover la reflexión en lugar del castigo. En lugar de imponer normas rígidas, es más efectivo generar conversaciones sobre el impacto del phubbing en nuestras relaciones.

Educación digital más allá del «apaga el móvil»

Muchas campañas dirigidas a la infancia y la adolescencia se centran en alertar sobre los peligros de la tecnología (adicción, redes sociales, ciberacoso…), pero pocas abordan el phubbing como un problema relacional que afecta a todas las edades.

En lugar de demonizar el uso del móvil, las entidades sociales podemos trabajar en una educación digital basada en la reflexión y el equilibrio, con estrategias como:

Talleres de uso responsable de la tecnología donde no solo se hable de límites de tiempo, sino del impacto en nuestras relaciones.
Actividades de convivencia sin pantallas, que permitan experimentar la diferencia entre estar presente y estar distraído por el móvil.
Charlas con familias, ayudándoles a reflexionar sobre su propio uso del móvil y cómo esto influye en sus hijos.
Dinámicas en centros educativos y espacios de ocio, donde niños y jóvenes puedan debatir sobre el phubbing y proponer soluciones.

La clave no está en prohibir, sino en dar herramientas para un uso consciente y crítico.

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